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The result was that, in 1929, the companies that produced models of Breuer and Stam were embroiled in a bitter legal battle for the exploitation rights of the freischwinger chairs. The businessman Anton Lorenz, who had won a contract signed by Stam, defended the originality of the idea while Thonet, who had recently acquired the company in which Breuer Standard-Möbel was invested, argued that its improvement was technical and that his chair was really elastic, an industrial product and not a workshop experiment. In the end Lorenz managed to retain the Breuer’s rights and ceded the exploitation to Thonet but he could not stop the proliferation of copies due to the international success of the model that would eventually become a universal archetype.
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El resultado fue que, en 1929, las empresas que producían los modelos de Breuer y de Stam se enzarzaron en un agrio juicio por los derechos de explotación de las sillas Freischwinger. El empresario Anton Lorenz, que había conseguido un contrato firmado por Stam, defendía la originalidad de la idea mientras que Thonet, que recientemente había adquirido la empresa participada por Breuer Standard-Möbel, argumentaba que su mejora era técnica y que su silla era realmente elástica, un producto industrial y no un experimento de taller. Al final Lorenz logró quedarse con los derechos de Breuer y cedió la explotación a Thonet pero no pudo frenar la proliferación de copias debido al éxito internacional del modelo que terminaría por convertirse en un arquetipo universal.
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