|
Ahora bien, ¿sigue siendo aplicable esta misma lógica al proceso cada vez más acusado de regionalismo que vemos desenvolverse a nuestro alrededor hoy en día? Ciertamente, cada vez es más difícil afirmar que la libertad de comercio se facilita más en vastos sistemas regionales como el ALCA o el APEC que en la OMC. El ALCA comprende a los 35 países de América del Norte, Central y del Sur, salvo uno, con un mercado conjunto de bastante más de 500 millones de personas. La ambición del APEC es aún mayor: abarcando ambas orillas del Océano Pacífico e incorporando a tres de las cuatro superpotencias comerciales del mundo los Estados Unidos, el Japón y China , comprende al 40 por ciento de la población, el 54 por ciento del PIB y el 42 por ciento del comercio del mundo. Cualquiera de estas vastas agrupaciones regionales consta de países tan distintos por su magnitud, perspectivas y nivel de desarrollo como los que tenemos en la OMC, por lo que es probable que las fricciones comerciales no sean menos agudas en ellas. ¿Creemos de verdad que la liberalización de la agricultura se producirá con más facilidad en un esquema que en la OMC? ¿Podemos realmente dar por supuesto que las diferencias comerciales entre, por ejemplo, China y los Estados Unidos podrán resolverse con más facilidad en el APEC que en la OMC? Como estamos hablando de unos mismos países, con los mismos intereses y las mismas sensibilidades con independencia del contexto , cabe afirmar que la superposición de normas y jurisdicciones no facilita sino que dificulta aún más la gestión de las relaciones comerciales internacionales. Ello no obstante, no me cabe duda de que el APEC es un factor positivo, sus estudios sobre facilitación del comercio y su papel de vanguardia a propósito del comercio electrónico han sido sumamente valiosos en Ginebra. Creo que uno de los motivos por los que la región resistió durante la crisis asiática fue la adhesión a la apertura de los mercados, tantas veces reiterada en las reuniones del APEC.
|