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Los zumos de fruta pueden contener porcentajes variados de diferentes tipos de ácido, como el tartárico, málico, cítrico u oxálico, según el tipo de fruta de que se trate. En el vino predomina el ácido tartárico, cuyo pH oscila entre 3 y 4. Sin embargo, la compleja mezcla de distintos ácidos, bases, proteínas y sales hace que no se pueda estimar el contenido de ácido total mediante una simple medición del pH. En vez de ello, se determina mediante una titulación en la que se neutraliza el reactivo y se expresa como la cantidad total equivalente de ácido tartárico en g/l. El contenido de ácido en el vino suele ser entre 4 y 8,5 g/l, pero puede alcanzar los 15 g/l. Siempre hay que relacionarlo con la cantidad de azúcares que permanecen en el vino (ver «Determinar el contenido de azúcares»).
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