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En recuerdo del cuento, en la bonita Marktplatz o “plaza del mercado” hay una escultura de bronce con los cuatro protagonistas haciendo una torre: en la base, el asno en pleno rebuzno; sobre él, el perro que ladra; subido a su lomo, el gato que maúlla; y encima, el gallo que canta. Pero no es la única escultura famosa de la plaza. Muy cerca encontramos también la de Roldán (sobrino de Carlomagno), de diez metros de altura. Todo un símbolo de libertad, ya que Bremen tuvo siempre fama de ser una «ciudad libre», razón por la cual los hermanos Grimm situaron aquí su relato.
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