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31. En la caridad que es Dios, todos los hermanos y las hermanas, ya oren ya sirvan ya trabajen, procuren humillarse en todo, sin vanagloriarse ni complacerse de sí mismos ni envanecerse interiormente de las palabras y obras buenas, más aún, de bien alguno que Dios hace o dice o realiza alguna vez en ellos y por medio de ellos. En todo lugar y en toda circunstancia, reconozcan que todos los bienes son del Señor Dios altísimo, dueño de todo, y tribútenle gracias, porque todos los bienes proceden de él.
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