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Cada año desde 2010, se levanta en el campus universitario de Stuttgart una construcción efímera proyectada por investigadores y estudiantes —bajo la dirección de Achim Menges del Instituto de Diseño Computacional (ICD), y de Jan Knippers del Instituto de Estructuras Arquitectónicas y Diseño Estructural (ITKE)— y que, en esta ocasión, han contado con la ayuda de un equipo de biólogos y paleontólogos. El diseño del pabellón de madera laminada está inspirado en la morfología de los caparazones de un tipo de erizos de mar. Su compleja geometría, con una doble capa curvada, se analiza con el propósito de experimentar nuevas técnicas de fabricación de estructuras, combinando el diseño computacional y la construcción robotizada. Con un peso de 780 kilos y sobre una superficie de 85 metros cuadrados, la composición fragmentada está formada por 151 piezas de contrachapado, cuyo diámetro oscila entre 0,5 y 1,5 metros. Las uniones cosidas transfieren fuerzas de tracción entre los segmentos huecos, a semejanza de las conexiones fibrosas que se encuentran entre las placas del caparazón del erizo de mar.
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